Todos los días del año, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos tomando decisiones.
Esas decisiones harán que tu vida disfrute de una calidad o de otra, ya que estarás de acuerdo conmigo de que tu vida es la consecuencia de las decisiones que has tomado.
Normalmente cuando hablamos de tomar decisiones solo pensamos en las grandes decisiones, del tipo: “¿estudio Historia del Arte o Dirección de empresas?”, “¿inicio el proyecto en el que creo o sigo trabajando en la misma empresa de siempre?”.
Aunque, lo cierto es que, aparte de estas grades decisiones, cada día tomas de miles de pequeñas decisiones, por lo que tu vida es la suma de todas esas pequeñas decisiones. ¿A qué hora has decidido levantarte?, ¿Con qué actitud has decidido comenzar el día?
¿Qué has desayunado? ¿Cuánto has desayunado? ¿Qué ropa has decidido ponerte? ¿Has sonreído, a quién, cómo? ¿Has llamado a alguien por teléfono o no has decidido hacer esa llamada?
Como ves, ¡todo son decisiones! Las que tomas y las que dejas de tomar (¡sobretodo esas…que no se te olviden!)
Pero, ¿cómo tomar las mejores decisiones?
Hoy me gustaría compartir contigo alguna de esas claves para tomar buenas decisiones. Sobre este tema hay mucho que hablar, aunque puedo resumirlo todo en 3 puntos.
Si tuviera que darte solo esos 3 puntos te diría que:
1. Revisa en qué te enfocas
2. Evalúa que significa para ti eso en lo que te estás enfocando.
3. ¡Toma un plan de acción!
Pero hoy me pillas generosa y me gustaría compartir contigo algo más:
5 CLAVES PARA TOMAR BUENAS DECISIONES
1. Solemos retrasar la toma de decisiones: decidimos sobre cosas que no son importantes retrasando las decisiones de las que sí son importantes, o no te suena eso de “tengo que decidir si continuo con mi pareja actual o no…¡Uyyy, tengo que ordenar la ropa del armario!
A esto se le llama procrastinación.
Revisa si estás actuando como un avestruz y metiendo la cabeza bajo tierra cada vez que has de tomar una decisión.
Como ejercicio práctico te recomiendo que reserves o agendes un tiempo para pensar de manera recurrente y disfrutes de la magia del silencio.
2. Valora el peor escenario real posible para poder estar preparada y poder tomar esa decisión. Si eres capaz de hacer frente al peor de los escenarios, ¡adelante, toma esa decisión!
Para ello hazte siempre esta pregunta ¿Desde donde tomo la decisión desde el amor, o desde el miedo?, ya que te dará muchas pistas para poder evaluar las consecuencias.
3. Nos da miedo a cometer errores. El error forma parte del camino del aprendizaje. Te tienes que equivocar, es muy sano. Para eso, la fórmula que te propongo es que cada vez que tomes una decisión y la pases a la acción te preguntes lo siguiente:
¿Qué ha funcionado?
¿Qué no ha funcionado?
¿Cómo podría mejorarlo?
4. Cada decisión que tomes que sea desde el corazón, si no cada decisión la vivirás como que estás pagando un precio muy caro por ella. Si decides hacer algo que sea desde el amor, desde el amor incondicional, sin pedir nada a cambio, sin reproches: decides hacer algo porque lo haces con todo tu corazón.
5. Sé consciente de qué es importante en tu vida. Determina qué límites que no vas a sobrepasar, establece el límite que consideras aceptable.
Como ejercicio te sugiero que escribas las 5 cosas más importante de tu vida por orden y cada vez que tengas que tomar una decisión revisa cómo afecta esta decisión a estas 5 cosas…y si no te convence la decisión que vas a tomar…¡Abandona esa decisión y toma otra!
¿Qué te ha parecido el post de hoy? Me encantaría que me contases si tienes alguna rutina, o alguna pauta cuando vas a tomar una decisión importante.
¡Estaré encantada de leerte!
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Equipo de Equilibrio y Bienestar